domingo, 9 de marzo de 2008

27


El jueves 6 de marzo cumplí 27 años.

Veintisiete son una recatafila de años.

Muchos de los profes con los que trabajo son bastante mayores que yo y se la pasan diciéndome que soy un chibolo. Pero yo me resisto a creerles. Si bien es cierto mi esperanza de vida es de como 90 años y aún me queda más de las 2/3 partes de mi vida, pues en 27 años también se hace y se aprende mucho. A saber:

- Que la vida sin amor vale muy poco.

- Que lo realmente importante son las personas.

- Que la plata va y viene.

- Que si tu trabajo no te gusta no vas a ser muy feliz que digamos.

- Que en toda vida hay momentos felices y tristes. Es imposible estar feliz todo el tiempo. Además, sin los momentos de tristeza, no apreciaríamos los de felicidad.

- Que nunca es tarde para ninguna cosa.

- Que el presente es todo lo que tenemos porque el pasado ya no está y el futuro es solo una promesa.

Antes no sabía casi ninguna de estas cosas. Y era muy tonto. Dentro de un año seguro que aprendo más y diré que hace un año (este año) era muy tonto también. Y así hasta que sea super viejo.

De otro lado, me han celebrado desde la víspera hasta la joroba. Estoy feliz, exhausto y muuuuuy agradecido.

A todos los amigos que me visitaron, llamaron, mensajearon, invitaron trago, abrazaron, se tomaron fotos conmigo, o de alguna otra manera se acordaron de mí, un millón de gracias.

Ah! Y me olvidé de contar que mis alumnos me llevaron torta y me cantaron Happy Birthday!!! Fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. En serio. Sorpresa total. Espero ser lo suficientemente buen profesor como para merecerme esas atenciones. Prometo intentarlo.

Gracias por leer hasta aquí.
Al Barito un añito más viejito

martes, 4 de marzo de 2008

30 años aguantándose

Hoy mis papás cumplen 30 añazos de matrimonio. Sí, TREINTA.
Cualquiera diría -en ésta época de divorcios, amantes, arrejuntes y demás menjunges de nuestro absolutamente caótico, o más bien inexistente, método de emparejamiento-, que eso es imposible. Pero no.
De alguna manera mis papás lo lograron. 30 años y siguen juntos.
Mi papá todos los días aguanta el ritual de llegar a la casa y sentarse media hora con mi mamá para que ella le cuente todo, asbsolutamente TODO lo que hizo en el día; a veces hasta reproduciendo las conversaciones (cosa que dura bastante más que la conversación narrada en cuestión porque es constantemente interrumpida por comentarios y observaciones de la propia narradora - mi madre-). No contento con eso, además pone cara de interés e incluso emite algunos sonidos monosilábicos en bien pensados y estratégicos intervalos de tiempo para darle a entender a su interlocutora que nunca en su vida ha escuchado nada más interesante que lo que ella le está contando en ese momento.
Mi mamá se sopla un millón de partidos de fútbol que le interesan aún menos que las narraciones suyas a mi papá. Lo hace estoicamente, sentadita en el sofá, mientras ojea el periódico. E incluso se emociona en los momentos claves e insulta al árbitro cuando el ánimo de mi papá así lo requiere.
Pero no es sólo cuestión de ceder. Mi mamá aún se arregla por un día entero cuando mi papá regresa de viaje para estar linda para él. Y mi papá siempre le trae regalos. Y siempre le achunta a la talla.
Aún después de tantos años se hacen reír mutuamente, comparten una fascinación (para mí incomprensible) por los muebles antiguos y son incapaces de entender qué quiero o cómo me siento. Pero aún hay más. Salen al cine, a comer, a bailar y tienen muchos amigos que los invitan a no sé cuántos sitios, que los alejan de mí por un día entero (por lo cual estoy agradecido) pero que sobretodo los acercan más entre sí (por lo que estoy agradecido hasta la médula).
Ellos me hacen creer que el matrimonio como institución nunca caducó; lo que caducó fueron las ganas de comprometerse de la gente, de luchar por un ideal, por la pareja, porque ese proyecto en el que se comprometieron para toda la vida, realmente se lleve a cabo.
Mis papás se han peleado millones de veces por cosas bien feas. Pero nunca tiraron la toalla. Para ellos su matrimonio era más impotante que cualquier desacuerdo.
Por supuesto que hay problemas enormes; que a veces el nivel de ofensa entre las dos personas es insuperable; pero no debemos llegar a eso. Seamos más inteligentes. Seamos honestos. Conversemos. Luchemos por sacar adelante nuestro proyecto de a dos.
Feliz Aniversario papá y mamá! Y que sean 30 más.
Gracias por leer hasta aquí.

sábado, 1 de marzo de 2008

Un Mundo Feliz


Hoy, tomé el MiraBus. Un bus para turístas, de esos de esos rojitos, con guía y con asientos en un segundo piso que no tiene techo.
Creí que lo hacía por una razón muy seria. Mis socios y yo íbamos a hacer un scouting muy elemental de las propiedades inmuebles del distrito con la finalidad de determinar, a grosso modo, las zonas potencialmente más rentables. Pero como casi siempre que pienso que estoy en lo correcto, estaba equivocado.
Empecé a mirar los edificios y sus potencialidades pero me aburrí a los 10 minutos. Y Miraflores me lo recontraconozco, así que la parte turística del asunto me valía madre como dicen los mexicanos. Me puse entonces a mirar a la gente.
No sé si sería el sol, el hecho de que fuera sábado, que hubiera marimba en el ambiente o simplemente magia, pero la escena fue increíble. Había un sol espectacular. Los parques y las calles estaban impecables y coloridos. Había muchísima gente en la calle, todos vestidos de colores, portándose muy bien. Vi niños paseando en bicicleta, columpiándose y paseando a sus perros. Parejas paseando, sentadas en una banca o echados en el parque chapando. Vi gente jugando fútbol; vi chibolos montando skate; vi locos en parapente; vi artistas callejeros; vi a gente comprando flores y globos. Vi a gente feliz.
No sé qué habrá sido; pero por una media hora, en Miraflores, hoy todo fue perfecto. La gente no tenía miedo, no peleaba, no robaba, no ensuciaba. Por un momento todo fue como siento que debería ser siempre. Por un momento pude vislumbrar concretamente la posibildad de un mundo feliz.
Ojalá.
De nosotros depende.
...
...
...
"Y el trabajo serio que ibas a hacer?"
...
Ah, eso... Pues mis socios sí prestaron más atención e hicieron el scouting. Osea que además de ser feliz, no tengo tarea. Yeeeeee!
Gracias por leer hasta aquí.