lunes, 29 de septiembre de 2008

El teacher

Hace un par de días me encontré con un amigo mío del colegio a quien no veía hacía ya un par de años. La vida lo había convertido en abogado. Le pregunté cómo le iba y qué estaba haciendo, preguntas de rigor, rutinarias, casi parte de un libreto preestablecido sobre las conversaciones que uno debe tener en los reencuentros, y a las que uno espera que le respondan con un simple "bien" y una breve descripción de su trabajo. Pero la respuesta de este amigo me sorprendió.
Fue algo más o menos así: "Ya estoy cansado de que me pregunten qué estoy haciendo! Qué creen que estoy haciendo? Chambeando pues! La vida es recontra aburrida! Chambear, chambear, chambear. Siempre es lo mismo."

Me quedé helado.
Cómo puede ser que su vida sea así? Qué feo! Cómo se levanta en la mañana? Yo no lo soportaría.


Mi vida nunca ha sido así. Nunca la describiría como "aburrida". He huído de eso todo lo que he podido, y creo que finalmente logré algo parecido a estar lo más lejos posible de "recontra aburrido".

Tengo la suerte de trabajar en cosas que me encantan y que son muy variadas en todos los sentidos posibles: cada día tengo un horario diferente, cambio de local, cambio de alumnos, cambio de temas y cambio de metodología. Y los fines de semana hago teatro. Nunca hay un día igual a otro, y nunca me aburro. De hecho, hay días en los que me divierto muchísimo. Recibo sorpresas constantemente, situaciones nuevas e imprevistas, gratificaciones y también colerones. Me siento parte de un mundo muy grande y muy activo, que siempre muta, pero que tiene memoria colectiva.

Y lo mejor, siento que lo que hago le aporta mucho a la sociedad. Soy profesor de colegio. Todos los días mi presencia, mi forma de actuar, mis palabras, y cada una de mis acciones contribuyen a formar a personas que pronto integrarán completamente la sociedad, y la harán mejor o peor.

Los profesores de colegio son probablemente las personas que influyen a más gente de toda la sociedad. Los niños pasan horas con ellos todos los días durante 12 años. Mucha de su idea de lo que es un ciudadano viene del ejemplo que ellos le dan. Qué es ser serio, ser responsable, ser feo, ser guapo, ser respetable... Sus conceptos de justicia e injusticia vienen de cómo los trataron en el colegio. Su valor para enfrentar obstáculos proviene de qué tanto los retaron sus maestros. Su autoconfianza proviene de qué tanto sus maestros los dejaron crecer, les dejaron lograr. La relación con un maestro (y por consiguiente, con su materia) puede incluso llegar a determinar una vocación, y por consiguiente, el camino que tomará su vida. Los maestros les marcan la vida, y toda su vida los van a recordar.

Y un día, ya de mayores, recordarán que en el colegio tuvieron un profesor que los hacía reír y relajarse en clase, pero que además les hacía trabajar un montón sin darse cuenta, les daba mucha confianza, y era su amigo.

Hoy recibí uno de esos regalos. Unos alumnos me agregaron como amigo al Facebook y se bajaron algunas de las fotos que publiqué. Al final de una presentación en Power Point para mi curso, de hecho, la que cierra el curso, pusieron una secuencia con música en la que me agradecían por el curso, y pegaron las fotos en una secuencia con música muy graciosa. Después de las risas de rigor, me dieron un gran abrazo.

Hasta ahora sigo emocionado.

Aburrida mi vida? No lo creo, gracias a Dios.

Gracias por leer hasta acá.

martes, 23 de septiembre de 2008

Los que ya no están


Hoy, por esas casualidades de la vida revisé mi cuenta de Hi5, la cual mantengo en estado de semi-abandono desde hace más de un año. La visito más o menos una vez cada 4 o 5 meses para borrar basura y nada más.

Pero esta vez me encontré entre mi lista de amigos a Carmencita Velazco y entré a su perfil. Nada ha cambiado. Ahí están sus fotos igualitas y sus comentarios, y toda su alegría. Incluso algunas personas le han dejado comentarios nuevos desde la última vez que lo vi.

Lo que sí ha cambiado, es que Carmencita falleció en octubre de 2006.

Evidentemente, el Hi5 no contempla la posibilidad de la muerte del dueño de la cuenta. Las cuentas de Hi5, Facebook, hotmail, yahoo mail, etc, son eternas. En teoría pueden seguir existiendo para siempre. A diferencia de sus dueños.

Tú y yo vamos a morir. Es una verdad innegable. Algunos de manera repentina y arrancados en plena juventud, otros víctimas de enfermedades y otros a edades avanzadísimas tras una larga y, esperemos, gratificante, existencia. No sabemos cuándo ni cómo, y no tiene caso intentar averiguarlo. El caso es que esa persona que llegue a vivir 120 años podría, en teoría, seguir usando su mismo correo de Gmail hasta el último día de su vida, luego del cual su correo seguirá existiendo, e incluso recibiendo SPAM.

Supongo que la gente que se inventó la internet y esas cosas se "olvidó" de que la gente muere, tal vez como muestra de un deseo inconsciente de ser eternos.

Y quién no querría vivir para siempre? Imagínense un mundo en el que nadie envejece más allá de los 35 o 40 años de edad y continúa viviendo y trabajando todo lo que quiere. Nuestros sueños no tendrían límites, y tendríamos que pensar muy bien en las consecuencias de nuestros actos antes de cometerlos, pues éstas nos acompañarían por muchísimo tiempo.

Pero gente como Walt Disney, Newton, Beethoven, Shakespeare, Da Vinci, seguirían aquí, trabajando! Se imaginan la de maravillas que producirían?

Además uno podría llegar a tomarse un siglo sabático. No habría por qué tener prisa por acabar la carrera, por casarse, por conseguir tal o cual puesto o por tener hijos. Tendríamos todo el tiempo del mundo.

Pero la vida no es eterna. Es finita. Se acaba. En el momento menos pensado, al punto que en realidad no importa qué tanto te apures por conseguir las cosas que quieres, pues ni siquiera sabes si vas a llegar a ESE día.
Lo que sí importa es que cada que día que se nos regala lo disfrutemos al máximo, nos divirtamos, soñemos, riamos, juguemos; porque ese día no regresará más.

Y sobre vivir para siempre... pues en realidad sí tenemos la oportunidad de hacerlo. Todos los días, a través de nuestros actos, marcamos la vida de otras personas, las formamos, dejamos huella en su ser. Y ellos a su vez, marcados por nosotros, maracarán a otros. Todos vivimos eternamente a través de los demás.

Quiero dedicar estas líneas a aquellas personas que me marcaron y se marcharon; los que ya no están; personas que sin darse cuenta formaron quien soy yo, y viven eternamente a través de mí y de aquellos a quienes yo marco.

Amalia Laos, mi profesora de inglés en IV de media. Fue mi tutora. Siempre sonriente. Muy estricta, aunque siempre conquistable con una buena sonrisa. A veces siento que como profesor, tengo mucho de ella.

El Padre Roberto Heil, párroco de mi colegio y profesor de religión. Estaba un poco desquiciado. Podía ser muy amable, dulce y risueño y al mismo tiempo muy duro y renegón. Me llenó de anécdotas graciosas, de una alegría inextinguible en el corazón, de la convicción de que en cualquier lugar del mundo se puede ser feliz, puesto que la felicidad la lleva uno adentro. En clase era impredecible, hiperactivo, el centro de atención incuestionable; y en misa era una estrella. No puedo cantar "Ven a mi casa esta navidad" sin pensar en él.

Mi Tío Armando Mendez. Iba a su casa - hacienda en Puerto supe con mi familia básicamente cada vez que había vacaciones o fin de semana largo. En su casa pasé los mejores momentos de mi infancia. La sensación de enormes espacios abiertos y libertad total la aprendí con él. Dueño de una paciencia de santo, lo recuerdo rodeado de sobrinos y con una sonrisota que no dejaba diente sin mostrar.

Mi Tía Flor Mendez. Alaraca, hacendosísima y la más cariñosa del planeta. Era como una hormiguita trabajadora, la perfecta reina del hogar, siempre haciendo algo en casa. Sabía cocinar, coser y tejer, bordar, y por supuesto tocar el piano. Y siempre estaba haciendo algo de eso. Mis primeros disfraces y vestuarios de teatro me los hizo ella, muerta de risa, y las mejores tortas de cumpleaños también las hacía ella (aunque he de confesar que la masa le quedaba un poco seca). No se cansaba de ser generosa ni de prestar su casa para todas las reuniones familiares. Cómo extraño cuando me apretaba los cachetes.

Mi primo Daniel Revilla. era un poco mayor que yo, 7 años creo. Y yo, un enano miserable, le rompía sus juguetes y me sentaba encima de sus casas de lego. Y él nunca me pegó. Hasta jugaba conmigo y mis otros primos, todos más chicos que él. Él era para nosotros el primo más chévere, el que lo podía hacer todo. Creo que fue mi primer héroe.

Mi madrina Fátima. Mamá de Daniel y la hermana más loca de mi mamá. Ella siempre vivió intensamente. No recuerdo a nadie más entusiasmado con nada en la vida. Cuando se le metía algo en la cabeza no había cómo sacárselo, y hacía de todo por conseguirlo. Nunca se rendía. Nunca tenía miedo. Cuando estaba feliz no había nadie más feliz. Creo que de niño estaba enamorado de ella.
Desgraciadamente, cuando ella estaba triste, tampoco había nadie más triste, y la muerte de Daniel la destrozó. Ya no quería vivir. Y entonces enfermó y murió. Tras su muerte soy un convencido de que alguien puede morir sencillamente con desearlo con suficiente fuerza.

Carmencita Velazco. Ella fue mi amiga desde la primera vez que nos vimos en Estudios Generales Letras, en la universidad, miembro de la famosísima y vital Banda del Choclito. La chica más sencilla y más dulce del mundo. Super hacendosa, voluntariosa e incluso sacrificada. Y muy divertida. En una obra de teatro se pasó horas cada función probándole togas a cada uno de los como 50 actores y clavándole alfileres a todas y cada una de las miserables togas que usaban los romanos para que no se nos caigan, y sin perder el buen humor. Conversaba con ella de religón, de marketing y de tonterías. Estudiamos juntos muchas veces, e hicimos varios trabajos en facultad. Ella siempre trabajaba más que yo. Y fue en una fiesta de halloween en su casa, que me di cuenta que lo que sentía por mi mariposa era más que una linda amistad.
Nos graduamos juntos de la universidad. En la última foto que tengo de ella, sale feliz, con su toga, su birrete y su diploma, y su peinado de peluquería. Fue la culminación de una era. Ni ella se imaginaba que dos meses después, ya no iba a estar entre nosotros.

Recuerdo con estas breves líneas a estas personas maravillosas que marcaron mi vida. Con su marca, ellos viven eternamente a través de mí y de todas las otras personas en quienes su existencia dejó huella, así como nosotros seguiremos viviendo en quienes marquemos.

Si lo miran así, la vida es terna desués de todo. Fijémonos bien qué clase de marca dejamos.



Gracias por leer hasta aquí.

martes, 16 de septiembre de 2008

Que sí, que no

Un día te proponen una cosa, pero al día siguiente te dicen que mejor ya no, que se les ha ocurrido una idea mejor.
Pero la idea mejor dura tan poco como la anterior porque la siguiente vez te salen con que a esa idea mejor, mejor había que pensarla un poco mejor. Y cuando finalmente la pensaron mejor, te salen con que a fin de cuentas la idea mejor, no era tan buena después de todo, pero que no me preocupe porque acaban de tener otra idea...

No les llega a la poronga cuando la gente no se termina de decidir?

viernes, 12 de septiembre de 2008

Limpieza


Hace unas semanas mi computadora murió.
Sucedió de improviso. Un banner que surgió de la nada me avisó que windows había detectado un problema y se tenía que cerrar. Era inminente, a realizarse inmediatamente e inapelable; tanto ni siquiera me daban el botoncito de aceptar para sellar mi destino. Y así, en 15 segundos la computadora cerró TODO y se apagó. Y no se quiso volver a prender.

"La canción"- pensé - "un virus miserable." Desesperado llamé al técnico a pedirle que haga todo lo humanamente por salvar a mi querida PC; pero éste no me dio muchas esperanzas. Ya asumiendo que iba a tener que hacerle la extrema unción a mi compu nomás, comencé a averiguar precios de otras. Y en esas estaba cuando llama el técnico. No estaba muerta!!! Estaba cataléptica nomás. La habían salvado. Muy agradecido, y seguro de que deben instaurar un nuevo premio Nobel a los monstruos en computación, respiré en paz de nuevo.

Resulta que como soy más torpe que el Chavo del 8, y el CPU lo pongo en el suelo, le había pedido al carpintero que me arme un mueble con una especie de caja cerrada en donde iría la compu. Así, creía yo, estaría a salvo de cualquier patadón involuntario.
Lo que yo no sabía era que las computadoras se recalentaban. Y a la mía, encerrada en esa caja 24/7, se le había fundido el disco duro. O al menos eso es lo que le entendí al técnico.

Bueno pues, para que mi PC no se volviera a derretir, le pedí al carpintero que corte la cajota esa y le deje espacio libre a la compu. Pero para hacerlo, el carpintero necesitaba que vaciara mi mueble, esto es, que sacara todas las porquerías que tenía adentro. Lo hice, y me quedé sorprendidísimo.

Acumulados por eones, había: manuales de todas mis computadoras desde 1992, diskettes con trabajos míos hasta del colegio e incluso un antiquísimo floppy.
Boté un montón de cosas que por años solo habían estado ocupando espacio inútilmente.

Emocionado por esta limpia, me pasé pronto a limpiar tambén mi mesa de noche, mis cajones y mi escritorio. Encontré recibos viejos, revistas de hace años, papeles inútiles, cajas vacías o peor - llenas de adefesios-, lapiceros secos, crayolas duras, juguetes rotos, y cojudeces mil.
Pero también encontré dibujos míos de cuando era niño, cartas de muchas personas y objetos que me llenaron de recuerdos. Lo reorganizé todo. Boté muchas cosas inútiles y me quedé con lo bello, lo que me hizo quien soy.

Luego de esta limpia sentí que había refrescado mi alma también. Como si deshacerme de cosas físicamente inútiles hubiera servido para liberarme también de carga pesada que cargo por la vida gratuitamente.

Y me siento ligero. Muy ligero.

De ahora en adelante procuraré no acumular ni en mi cuarto ni en mi alma, cosas que no necesito en absoluto.

Gracias por leer hasta aquí.