viernes, 11 de septiembre de 2009

Noche de Gala (referirse al artículo inmediato anterior)

Fue genial.

Me senté junto a la Orquesta SM otra vez, en el mismo sitio, con los mismos instrumentos (que tienen por lo menos 13 años, ya están bien viejos) y el mismo director (que también está bastante más viejo) y toqué las congas y los platillos junto a un grupo de alumnos y ex-alumnos, en el mismo Coliseo en el que me confirmé, me gradué, bailé, grité animando al equipo de basket y toqué con la Orquesta un millón de veces antes.

Y por ese breve instante fui inmensamente feliz.

Espero poder volver a hacerlo pronto.



martes, 8 de septiembre de 2009

Un platillazo

Hoy pasó algo fuera de lo común.

Volví a la sala de música del colegio, - después de 10 años sin pisarla - cogí los platillos y, - bajo las órdenes de quien siempre fue mi director de orquesta, Lucho Beteta - agarré a platillazos el Himno Nacional.

En esos tres minutos entre notas, atriles y pentagramas volvieron a mi mente los recuerdos y las sensaciones que viví en la orquesta del Colegio Santa María - donde ahora, por una de esas vueltas tan peculiares del destino, soy profesor -.

En la orquesta aprendí disciplina y puntualidad. Mi mente se acostumbró a pensar en cierta estructura. Aprendí a amarrarme la corbata para las presentaciones. E hize muchos amigos con quienes me contacto hasta ahora.

En esa misma sala de música pasé incontables horas de frustración cuando no dominaba una pieza musical, y de diversión cuando lo lograba. También harto aburrimiento cuando en toda la pieza solo tocaba los platillos o el triángulo y había que esperar 45 compases para dar 3 golpes. Me han felicitado y gritado. Aconsejado, consolado y hecho reír.

Con la orquesta también viajé por todo Lima para los conciertos. Y cargué esos condenados platillos, bombo, campanas tubulares, batería, xilófono y timbales (todo enorme) a camiones y buses y luego hasta el lugar de la presentación unas 139 veces. Ida y vuelta.

Pero sobretodo, en la orquesta fui muy feliz.

Este año el colegio santa maría cumple 70 años y, entre las muchas actividades para celebrarlo, van a hacer un concierto este jueves 10, con todos los ex-alumnos que puedan encontrar. Y, como yo trabajo ahí, pues me encontraron.

Hoy fue mi primer ensayo. Después de 10 años. Y con ese primer platillazo volví a ser el muchacho de 16 años, un tanto extraño y explosivo, aunque en el fondo bonachón, que soñaba con toda una vida tocando percusión.

Vamos a ver qué pasa el jueves.



Gracias por leer hasta acá.