viernes, 12 de septiembre de 2008

Limpieza


Hace unas semanas mi computadora murió.
Sucedió de improviso. Un banner que surgió de la nada me avisó que windows había detectado un problema y se tenía que cerrar. Era inminente, a realizarse inmediatamente e inapelable; tanto ni siquiera me daban el botoncito de aceptar para sellar mi destino. Y así, en 15 segundos la computadora cerró TODO y se apagó. Y no se quiso volver a prender.

"La canción"- pensé - "un virus miserable." Desesperado llamé al técnico a pedirle que haga todo lo humanamente por salvar a mi querida PC; pero éste no me dio muchas esperanzas. Ya asumiendo que iba a tener que hacerle la extrema unción a mi compu nomás, comencé a averiguar precios de otras. Y en esas estaba cuando llama el técnico. No estaba muerta!!! Estaba cataléptica nomás. La habían salvado. Muy agradecido, y seguro de que deben instaurar un nuevo premio Nobel a los monstruos en computación, respiré en paz de nuevo.

Resulta que como soy más torpe que el Chavo del 8, y el CPU lo pongo en el suelo, le había pedido al carpintero que me arme un mueble con una especie de caja cerrada en donde iría la compu. Así, creía yo, estaría a salvo de cualquier patadón involuntario.
Lo que yo no sabía era que las computadoras se recalentaban. Y a la mía, encerrada en esa caja 24/7, se le había fundido el disco duro. O al menos eso es lo que le entendí al técnico.

Bueno pues, para que mi PC no se volviera a derretir, le pedí al carpintero que corte la cajota esa y le deje espacio libre a la compu. Pero para hacerlo, el carpintero necesitaba que vaciara mi mueble, esto es, que sacara todas las porquerías que tenía adentro. Lo hice, y me quedé sorprendidísimo.

Acumulados por eones, había: manuales de todas mis computadoras desde 1992, diskettes con trabajos míos hasta del colegio e incluso un antiquísimo floppy.
Boté un montón de cosas que por años solo habían estado ocupando espacio inútilmente.

Emocionado por esta limpia, me pasé pronto a limpiar tambén mi mesa de noche, mis cajones y mi escritorio. Encontré recibos viejos, revistas de hace años, papeles inútiles, cajas vacías o peor - llenas de adefesios-, lapiceros secos, crayolas duras, juguetes rotos, y cojudeces mil.
Pero también encontré dibujos míos de cuando era niño, cartas de muchas personas y objetos que me llenaron de recuerdos. Lo reorganizé todo. Boté muchas cosas inútiles y me quedé con lo bello, lo que me hizo quien soy.

Luego de esta limpia sentí que había refrescado mi alma también. Como si deshacerme de cosas físicamente inútiles hubiera servido para liberarme también de carga pesada que cargo por la vida gratuitamente.

Y me siento ligero. Muy ligero.

De ahora en adelante procuraré no acumular ni en mi cuarto ni en mi alma, cosas que no necesito en absoluto.

Gracias por leer hasta aquí.

2 comentarios:

Cys dijo...

Y hablando de dibujos ahí tengo esa caricatura que me hiciste hace ufffff :P

Joel Jones Pérez. dijo...

Pero... ¿cómo saber qué cosa será eventualmente útil o inútil???